Dato

Dato

jueves, 15 de enero de 2015

Autobiografía de Jesús Martínez León


Introducción

El presente documento es realizado con la intención de lograr un reconocimiento de nuestra formación como lectores y escritores, ha de tener como principal objetivo el saber quiénes somos en el uso del lenguaje oral y escrito. Pero, para ello es necesario hacer un recorrido sobre nuestra historia, sobre el camino que seguimos para apropiarnos del sistema de escritura, los usos que hemos hecho de ella y que han resultado en la forma en que hoy las practicamos, las habilidades que ponemos en juego y el desempeño que  tenemos.

Reflexionar sobre nuestro proceso de alfabetización y estudiar las prácticas de enseñanza que experimentamos con nuestros diferentes maestros que tuvimos, nos brinda la posibilidad de analizar nuestras prácticas como maestros, al abordarlas desde un punto de vista crítico nos permite vislumbrar nuestras deficiencias, al situarnos y recordar nuestro papel como aprendientes y las experiencias que en ese momento vivimos, y como resultado nos brinda la posibilidad de reformular las actividades que hoy proponemos a nuestros alumnos, al adoptar una nueva perspectiva de la enseñanza y así modificar las prioridades que perseguimos.

Reflexionar sobre el proceso que hemos llevado con nuestras habilidades para leer y escribir, analizando la formas en que fueron concebidas y practicadas hasta hoy. Por ejemplo, recordar la forma y los gustos que hemos tenido de  la lectura, también los cambios que hemos experimentado en nuestras habilidades para escribir, como la sintaxis, el enriquecimiento de nuestro vocabulario, la maduración de nuestras reflexiones, formarnos un estilo que es fruto de la predilección por cierto tipo de lecturas.
Este ejercicio de autoanálisis nos brinda una perspectiva sobre la importancia de la formación de lectores y escritores competentes, es decir, que valoren, disfruten y hagan un uso eficiente de la lectura y la escritura, que sean actores activos de la cultura escrita. Además de reconocer las dificultades que nosotros mismos experimentamos de nuestra formación escritora y que hoy podemos considerar siendo maestros, procurando un ambiente más propicio y confortable para la adquisición de la cultura escrita de nuestros alumnos y sobre todo fomentar desde temprana edad el gusto por la lectura y la escritura, y el valioso tesoro que representa su adquisición. 

 Autobiografía como escritor.

Mi nombre es Jesús Martínez León y mi formación lector y escritor comenzó desde que ingresé a la educación formal, ya que no tengo recuerdos de que mis padres me leyeran antes de ingresar a la escuela, y no creo que lo hayan hecho, porque no fue, años después una práctica habitual.

Así que mi alfabetización la tuve de manera formal en una institución educativa, comencé a leer y a escribir en el primer grado de educación primaria y no recuerdo haber tenido dificultades, lo que recuerdo de ese momento es que aprovechaba cualquier oportunidad para leer todo lo que estaba a mi alcance, sobre todo textos que había en casa o en la calle, fue para mí un momento muy especial.
Pero, tristemente solo leía para decodificar la información no para aprender o recrearme, ya que la forma en que me enseñaron fue con el método silábico. No leí ningún libro por muy corto que fuera, en esa época leía por indicación de mis maestros porque lamentablemente en esos momentos no se fomentaba el gusto por la lectura.

Lo mismo sucedía  con la escritura, no recuerdo haber realizado alguna composición libre, no escribía como necesidad propia, las prácticas habituales era copiar lecciones y resolver cuestionarios. La escritura se traducía en tomar los dictados que hacía el profesor en la secundaria y preparatoria, copiar lecciones durante la primaria, y ocasionalmente realizar un resumen rescatando las ideas principales conectándolas en un párrafo que casi nunca se corregía para verificar su coherencia y contenido.

La lectura la concebía como algo mecánico, se priorizaba memorizar a corto plazo para la realización de algún examen, se dejaba en segundo término profundizar en la lectura, que ésta fuera crítica, interactuar con el autor, adoptando una postura y relacionándolo con mi vida y mis conocimientos previos. Aún así durante el sexto grado de primaria, recuerdo haber participado en un concurso de oratoria y de comprensión lectora, y en los dos obtuve reconocimientos, en el primero obtuve el primer lugar y en el segundo, el primero.

Durante la educación primaria, secundaria y preparatoria tuve muy pocos espacios para realizar escritos propios, no recuerdo haber realizado ensayos; la práctica más recurrente era tomar dictados y tenerlos presentables porque eran objeto de evaluación, donde se ponía énfasis en lo estético y se ignoraba el contenido y el proceso de escritura para representar nuestras propias ideas. De manera personal solo había escrito algunas cartas a amigos o para algún familiar, pero fueron muy pocas.

Considero que lo anterior sucedía no solo por culpa de los maestros, ya que hoy al estar desempeñando el mismo papel, me doy cuenta que la realidad que envuelve a las escuelas es muy compleja, controlar la enseñanza concibiéndola  como una práctica social resulta una tarea difícil de lograr, provocar la motivación e interés de los alumnos se convierte en un reto; los propósitos que se siguen en la escuela en ocasiones distan mucho de los que se persiguen en el contexto escolar, además de la dificultad para ser evaluados (Lerner, 2001). También, la falta de apoyo de los padres de familia como una figura de co-lector (Aliagas, 2009), no propicia un ambiente alfabetizador en los hogares, debido a que la lectura y la escritura no son una práctica común lo cual no abona a la formación de la cultura escrita de nuestros estudiantes.

Ya fue hasta que ingresé a la licenciatura cuando se me solicitaron otro tipo de escritos como informes, planeaciones, síntesis, reportes de lectura y ensayos; y fue en ese momento en el me enfrente a muchas dificultades ya que no tenía el hábito, ni la suficiente práctica para realizar dichos textos. Sin embargo, considero  que un aspecto que me favoreció fue que en esa época ya leía de manera más habitual textos de mi interés y de géneros literarios distintos, lo cual me sirvió como referente para redactar, además de que algunos maestros si les hacían correcciones y recomendaciones a nuestros escritos.

También, fue en este momento en el que comencé a usar la computadora para realizar mis escritos lo cual también fue un desafío, ya que había tenido muy poco acercamiento a estas tecnologías durante la preparatoria, pero contaba con algunas nociones, fue gracias al apoyo de compañeros que fui mejorando mis habilidades. Un aspecto importante en la obtención de las habilidades digitales consistió en que se convirtió en una necesidad para mí, ya que para la realización de los trabajos en la licenciatura y el surgimiento de las redes sociales me motivaba a aprenderlas.

Un escrito que haya realizado profesionalmente fue el documento recepcional que me sirvió para titularme de la licenciatura, ha sido el documento más demandante hasta el momento, realmente puse en práctica todas mis habilidades, fue necesaria una investigación bibliográfica, llevar reportes de campo, fue sometido a revisión externa, fue un proceso completo; confieso que hasta hoy no lo he vuelto a leer. Pero, fue una experiencia que me agradó y que se convirtió en un reto que pude superar.
A partir de ese momento, las  oportunidades para escribir las he realizado en los trayectos formativos en los que he realizado una gran variedad de textos, como: resúmenes, ensayos, reportes de lectura, informes, etc. En estas oportunidades es donde he tenido más oportunidades de poner en práctica mis habilidades digitales al hacer un uso más frecuente de la computadora para  hacer textos, diagramas, presentaciones y utilizar el internet.

Considero que mis habilidades lecto-escritoras han ido mejorando paulatinamente, aunque los momentos para practicarla ya como docente se han reducido a hacerlo durante los cursos que se desprenden de los trayectos formativos, considero que estos momentos en el que se nos pide realizar diversos tipos de escritos que ponen a prueba nuestras habilidades comunicativas y nos brinda la oportunidad para seguir aprendiendo. Considero que éstas se van perfeccionando con el paso del tiempo, sobre todo se complementa con nuestros hábitos de lectura; en mi caso en la actualidad mi gusto por la lectura es más amplio que hace algunos años, lo cual me facilita en cierta medida mi capacidad para escribir y que puedo ver reflejado en un avance en la calidad de mis escritos y cierta facilidad para realizarlos. Aunque, también reconozco que me hace falta mucho por aprender, lo importante es que mantengo el deseo por seguir mejorando.  
  
Una razón por la cual en la actualidad al cursar la maestría tengo la expectativa de mejorar mis habilidades para escribir; deseo avanzar en la forma, el estilo, mis argumentos, poner más atención en la sintaxis, y sobre todo que se convierta en una oportunidad para aprender. Considero que será este un espacio idóneo para mejorar mis habilidades porque requiere de realizar diversas lecturas que brindará la oportunidad de realizar varios escritos a partir de ellas, además del acompañamiento de asesores que pueden evaluar mis producciones .

También quiero hacer de la lectura una práctica habitual, además de aquella que realizo de forma recreativa también me gustaría interesarme en leer bibliografía que tenga referencia con el aspecto pedagógico y así de esta manera seguir mejorando mis conocimientos y habilidades sobre la labor que desempeño. Lo anterior lo deseo complementar haciendo uso de la escritura al documentar mis experiencias y poder adentrarme en la investigación educativa, por lo que mis escritos deberán ser más completos basados en la fundamentación y la argumentación adoptando un sentido crítico de las actividades que cotidianamente voy emprendiendo.




Conclusión.

Una de las prioridades que tiene la Educación Básica es la formación de las competencias para la vida, las cuales dotarán a los estudiantes de la capacidad para afrontar cualquier situación que se suscite en su entorno, movilizando sus conocimientos, habilidades, actitudes y valores. Unas de ellas hacen alusión a la capacidad para aprender permanentemente y a la competencia para el manejo de la información y se relacionan directamente con el campo de formación Lenguaje y Comunicación. Persiguen como principal objetivo el utilizar el lenguaje oral y escrito para comunicarse con claridad y fluidez como lo enuncia una rasgo del perfil de egreso; para ello el estudiante requiere desarrollar la habilidad lectora, integrarse a la cultura escrita; identificar, buscar, evaluar, seleccionar, organizar y sistematizar información proveniente de diversas fuentes, entre otras (SEP, 2011).

Como docentes tenemos la responsabilidad de formar dichas habilidades comunicativas en nuestros alumnos, pero para ello nosotros las tenemos que dominar primeramente, debemos ser capaces de emplear la lectura y la escritura de manera que nos posibilite aprender constantemente y además de hacer un manejo de la información que nos permita emplearla de manera crítica y creativa.  
Por lo tanto, reconocer nuestro trayecto como lectores y escritores nos ha de servir para reconocer la forma en que aprendimos dichas habilidades, haciendo un ejercicio metacognitivo, que nos ha de brindar la oportunidad para reflexionar sobre las formas en que podemos enseñar a partir de nuestra experiencia; identificando errores y aciertos de nuestra propia formación.

En la actualidad desarrollar las competencias comunicativas es un aspecto importante en las nuevas generaciones de la denominada sociedad del conocimiento, hoy las tecnologías de la información brindan una gran gama de espacios en los que se tiene que leer y escribir; el internet nos brinda información diversa y enorme, que nos exige tener la competencia del manejo de la información, requiere de la habilidad para seleccionar aquella que satisfaga nuestras necesidades de búsqueda permitiendo discriminar aquella que no es útil o veraz. Las redes sociales también brindan un espacio para leer y escribir, lo que exige una comprensión de lo que se lee y la habilidad para poder comunicarse con los demás eficientemente.    

Como maestros tenemos el compromiso de mantenernos a la vanguardia en la cultura escrita, pero tambien contar con aquellas habilidades comunicativas para poder recrearlas en nuestros alumnos y así cumplir con la función que nos ha conferido la sociedad, para preservar y acrecentar la cultura.   

Bibliografía
Lerner, D. (2001). Leer y escribir en la escuela: lo real, lo posible y lo necesario. En Leer y escribir en la escuela: lo real, lo posible y lo necesario (pp. 25-37). México: Fondo de Cultura Económica.

Aliagas, C. (2009). Aprendiendo a leer y a escribir con la canguro. En D. Cassany Para ser letrados. Voces y miradas sobre la lectura (pp. 159-164). Barcelona: Paidós.

SEP. (2011). Plan de Estudios. Educación Básica. Distrito Federal, México: CONALITEG.








No hay comentarios:

Publicar un comentario