Introducción
El presente documento es realizado con la intención de
lograr un reconocimiento de nuestra formación como lectores y escritores, ha de
tener como principal objetivo el saber quiénes somos en el uso del lenguaje
oral y escrito. Pero, para ello es necesario hacer un recorrido sobre nuestra
historia, sobre el camino que seguimos para apropiarnos del sistema de
escritura, los usos que hemos hecho de ella y que han resultado en la forma en
que hoy las practicamos, las habilidades que ponemos en juego y el desempeño
que tenemos.
Reflexionar sobre nuestro proceso de alfabetización y estudiar
las prácticas de enseñanza que experimentamos con nuestros diferentes maestros
que tuvimos, nos brinda la posibilidad de analizar nuestras prácticas como
maestros, al abordarlas desde un punto de vista crítico nos permite vislumbrar
nuestras deficiencias, al situarnos y recordar nuestro papel como aprendientes y
las experiencias que en ese momento vivimos, y como resultado nos brinda la
posibilidad de reformular las actividades que hoy proponemos a nuestros
alumnos, al adoptar una nueva perspectiva de la enseñanza y así modificar las
prioridades que perseguimos.
Reflexionar sobre el proceso que hemos llevado con nuestras
habilidades para leer y escribir, analizando la formas en que fueron concebidas
y practicadas hasta hoy. Por ejemplo, recordar la forma y los gustos que hemos
tenido de la lectura, también los
cambios que hemos experimentado en nuestras habilidades para escribir, como la
sintaxis, el enriquecimiento de nuestro vocabulario, la maduración de nuestras
reflexiones, formarnos un estilo que es fruto de la predilección por cierto
tipo de lecturas.
Este ejercicio de autoanálisis nos brinda una perspectiva
sobre la importancia de la formación de lectores y escritores competentes, es
decir, que valoren, disfruten y hagan un uso eficiente de la lectura y la
escritura, que sean actores activos de la cultura escrita. Además de reconocer
las dificultades que nosotros mismos experimentamos de nuestra formación
escritora y que hoy podemos considerar siendo maestros, procurando un ambiente
más propicio y confortable para la adquisición de la cultura escrita de
nuestros alumnos y sobre todo fomentar desde temprana edad el gusto por la
lectura y la escritura, y el valioso tesoro que representa su adquisición.
Autobiografía
como escritor.
Mi nombre es Jesús Martínez León y mi formación lector y
escritor comenzó desde que ingresé a la educación formal, ya que no tengo
recuerdos de que mis padres me leyeran antes de ingresar a la escuela, y no
creo que lo hayan hecho, porque no fue, años después una práctica habitual.
Así que mi alfabetización la tuve de manera formal en una
institución educativa, comencé a leer y a escribir en el primer grado de
educación primaria y no recuerdo haber tenido dificultades, lo que recuerdo de
ese momento es que aprovechaba cualquier oportunidad para leer todo lo que
estaba a mi alcance, sobre todo textos que había en casa o en la calle, fue para
mí un momento muy especial.
Pero, tristemente solo leía para decodificar la información
no para aprender o recrearme, ya que la forma en que me enseñaron fue con el
método silábico. No leí ningún libro por muy corto que fuera, en esa época leía
por indicación de mis maestros porque lamentablemente en esos momentos no se
fomentaba el gusto por la lectura.
Lo mismo sucedía con
la escritura, no recuerdo haber realizado alguna composición libre, no escribía
como necesidad propia, las prácticas habituales era copiar lecciones y resolver
cuestionarios. La escritura se traducía en tomar los dictados que hacía el
profesor en la secundaria y preparatoria, copiar lecciones durante la primaria,
y ocasionalmente realizar un resumen rescatando las ideas principales
conectándolas en un párrafo que casi nunca se corregía para verificar su
coherencia y contenido.
La lectura la concebía como algo mecánico, se priorizaba
memorizar a corto plazo para la realización de algún examen, se dejaba en
segundo término profundizar en la lectura, que ésta fuera crítica, interactuar
con el autor, adoptando una postura y relacionándolo con mi vida y mis
conocimientos previos. Aún así durante el sexto grado de primaria, recuerdo
haber participado en un concurso de oratoria y de comprensión lectora, y en los
dos obtuve reconocimientos, en el primero obtuve el primer lugar y en el
segundo, el primero.
Durante la educación primaria, secundaria y preparatoria
tuve muy pocos espacios para realizar escritos propios, no recuerdo haber realizado
ensayos; la práctica más recurrente era tomar dictados y tenerlos presentables
porque eran objeto de evaluación, donde se ponía énfasis en lo estético y se
ignoraba el contenido y el proceso de escritura para representar nuestras
propias ideas. De manera personal solo había escrito algunas cartas a amigos o
para algún familiar, pero fueron muy pocas.
Considero que lo anterior sucedía no solo por culpa de los
maestros, ya que hoy al estar desempeñando el mismo papel, me doy cuenta que la
realidad que envuelve a las escuelas es muy compleja, controlar la enseñanza
concibiéndola como una práctica social
resulta una tarea difícil de lograr, provocar la motivación e interés de los
alumnos se convierte en un reto; los propósitos que se siguen en la escuela en
ocasiones distan mucho de los que se persiguen en el contexto escolar, además
de la dificultad para ser evaluados (Lerner, 2001). También, la falta de apoyo
de los padres de familia como una figura de co-lector (Aliagas, 2009), no propicia
un ambiente alfabetizador en los hogares, debido a que la lectura y la
escritura no son una práctica común lo cual no abona a la formación de la
cultura escrita de nuestros estudiantes.
Ya fue hasta que ingresé a la licenciatura cuando se me
solicitaron otro tipo de escritos como informes, planeaciones, síntesis,
reportes de lectura y ensayos; y fue en ese momento en el me enfrente a muchas
dificultades ya que no tenía el hábito, ni la suficiente práctica para realizar
dichos textos. Sin embargo, considero
que un aspecto que me favoreció fue que en esa época ya leía de manera
más habitual textos de mi interés y de géneros literarios distintos, lo cual me
sirvió como referente para redactar, además de que algunos maestros si les
hacían correcciones y recomendaciones a nuestros escritos.
También, fue en este momento en el que comencé a usar la
computadora para realizar mis escritos lo cual también fue un desafío, ya que
había tenido muy poco acercamiento a estas tecnologías durante la preparatoria,
pero contaba con algunas nociones, fue gracias al apoyo de compañeros que fui
mejorando mis habilidades. Un aspecto importante en la obtención de las
habilidades digitales consistió en que se convirtió en una necesidad para mí,
ya que para la realización de los trabajos en la licenciatura y el surgimiento
de las redes sociales me motivaba a aprenderlas.
Un escrito que haya realizado profesionalmente fue el
documento recepcional que me sirvió para titularme de la licenciatura, ha sido
el documento más demandante hasta el momento, realmente puse en práctica todas
mis habilidades, fue necesaria una investigación bibliográfica, llevar reportes
de campo, fue sometido a revisión externa, fue un proceso completo; confieso
que hasta hoy no lo he vuelto a leer. Pero, fue una experiencia que me agradó y
que se convirtió en un reto que pude superar.
A partir de ese momento, las
oportunidades para escribir las he realizado en los trayectos formativos
en los que he realizado una gran variedad de textos, como: resúmenes, ensayos,
reportes de lectura, informes, etc. En estas oportunidades es donde he tenido
más oportunidades de poner en práctica mis habilidades digitales al hacer un
uso más frecuente de la computadora para
hacer textos, diagramas, presentaciones y utilizar el internet.
Considero que mis habilidades lecto-escritoras han ido
mejorando paulatinamente, aunque los momentos para practicarla ya como docente se
han reducido a hacerlo durante los cursos que se desprenden de los trayectos
formativos, considero que estos momentos en el que se nos pide realizar
diversos tipos de escritos que ponen a prueba nuestras habilidades
comunicativas y nos brinda la oportunidad para seguir aprendiendo. Considero
que éstas se van perfeccionando con el paso del tiempo, sobre todo se
complementa con nuestros hábitos de lectura; en mi caso en la actualidad mi
gusto por la lectura es más amplio que hace algunos años, lo cual me facilita
en cierta medida mi capacidad para escribir y que puedo ver reflejado en un
avance en la calidad de mis escritos y cierta facilidad para realizarlos.
Aunque, también reconozco que me hace falta mucho por aprender, lo importante
es que mantengo el deseo por seguir mejorando.
Una razón por la cual en la actualidad al cursar la maestría
tengo la expectativa de mejorar mis habilidades para escribir; deseo avanzar en
la forma, el estilo, mis argumentos, poner más atención en la sintaxis, y sobre
todo que se convierta en una oportunidad para aprender. Considero que será este
un espacio idóneo para mejorar mis habilidades porque requiere de realizar
diversas lecturas que brindará la oportunidad de realizar varios escritos a
partir de ellas, además del acompañamiento de asesores que pueden evaluar mis
producciones .
También quiero hacer de la lectura una práctica habitual,
además de aquella que realizo de forma recreativa también me gustaría
interesarme en leer bibliografía que tenga referencia con el aspecto pedagógico
y así de esta manera seguir mejorando mis conocimientos y habilidades sobre la
labor que desempeño. Lo anterior lo deseo complementar haciendo uso de la
escritura al documentar mis experiencias y poder adentrarme en la investigación
educativa, por lo que mis escritos deberán ser más completos basados en la
fundamentación y la argumentación adoptando un sentido crítico de las
actividades que cotidianamente voy emprendiendo.
Conclusión.
Una de las prioridades que tiene la Educación Básica es la
formación de las competencias para la vida, las cuales dotarán a los
estudiantes de la capacidad para afrontar cualquier situación que se suscite en
su entorno, movilizando sus conocimientos, habilidades, actitudes y valores. Unas
de ellas hacen alusión a la capacidad para aprender permanentemente y a la
competencia para el manejo de la información y se relacionan directamente con
el campo de formación Lenguaje y Comunicación. Persiguen como principal
objetivo el utilizar el lenguaje oral y escrito para comunicarse con claridad y
fluidez como lo enuncia una rasgo del perfil de egreso; para ello el estudiante
requiere desarrollar la habilidad lectora, integrarse a la cultura escrita;
identificar, buscar, evaluar, seleccionar, organizar y sistematizar información
proveniente de diversas fuentes, entre otras (SEP, 2011).
Como docentes tenemos la responsabilidad de formar dichas
habilidades comunicativas en nuestros alumnos, pero para ello nosotros las
tenemos que dominar primeramente, debemos ser capaces de emplear la lectura y
la escritura de manera que nos posibilite aprender constantemente y además de
hacer un manejo de la información que nos permita emplearla de manera crítica y
creativa.
Por lo tanto, reconocer nuestro trayecto como lectores y
escritores nos ha de servir para reconocer la forma en que aprendimos dichas
habilidades, haciendo un ejercicio metacognitivo, que nos ha de brindar la
oportunidad para reflexionar sobre las formas en que podemos enseñar a partir
de nuestra experiencia; identificando errores y aciertos de nuestra propia
formación.
En la actualidad desarrollar las competencias comunicativas
es un aspecto importante en las nuevas generaciones de la denominada sociedad
del conocimiento, hoy las tecnologías de la información brindan una gran gama
de espacios en los que se tiene que leer y escribir; el internet nos brinda
información diversa y enorme, que nos exige tener la competencia del manejo de
la información, requiere de la habilidad para seleccionar aquella que satisfaga
nuestras necesidades de búsqueda permitiendo discriminar aquella que no es útil
o veraz. Las redes sociales también brindan un espacio para leer y escribir, lo
que exige una comprensión de lo que se lee y la habilidad para poder
comunicarse con los demás eficientemente.
Como maestros tenemos el compromiso de mantenernos a la
vanguardia en la cultura escrita, pero tambien contar con aquellas habilidades
comunicativas para poder recrearlas en nuestros alumnos y así cumplir con la
función que nos ha conferido la sociedad, para preservar y acrecentar la
cultura.
Bibliografía
Lerner, D. (2001). Leer y escribir
en la escuela: lo real, lo posible y lo necesario. En Leer y escribir en la
escuela: lo real, lo posible y lo necesario (pp. 25-37). México: Fondo de
Cultura Económica.
Aliagas, C. (2009). Aprendiendo a
leer y a escribir con la canguro. En D. Cassany Para ser letrados. Voces y miradas
sobre la lectura (pp. 159-164). Barcelona: Paidós.
SEP. (2011). Plan de Estudios.
Educación Básica. Distrito Federal, México: CONALITEG.
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